Cristo vive, porque ha vencido la muerte resucitando. Y te quiere vivo, haciéndote partícipe de su victoria, de su gracia, de su felicidad que no acaba.
Señor, mira a los jóvenes de Córdoba y del mundo entero. Míranos como miraste a Mateo y lo sedujiste haciéndolo discípulo y misionero. Queremos sentir cerca tu compañía para que no vivamos solos y sin amor. Te pedimos nos expliques el sentido de la vida, como hiciste aquella tarde con los discípulos de Emaús, y sepamos reconocerte adorándote en la Eucaristía y sirviéndote en los pobres.
Haz que el Sínodo de los Jóvenes de Córdoba sea una ocasión de encuentro contigo y entre nosotros, que nos haga fuertes ante las dificultades de la hora presente y llene nuestro corazón con el gozo y la esperanza del Evangelio.
Que sintamos la protección amorosa de tu madre, Santa María, madre de los jóvenes, y ella nos facilite el encuentro contigo y nos enseñe a servir con prontitud a los demás. Amén.