Capilla del Sagrario

CAPILLA DEL SAGRARIO (siglo XVII – XVIII)

(Varios artistas)


El sagrario de la Parroquia de san Mateo se erige como un edificio de planta ochavada unido al templo principal por el lado de la nave de la Epístola.

En contraposición al interior, la sobriedad predomina en su arquitectura exterior, se trata de una magnifica obra diseñada por el lucentino Leonardo Antonio de Castro Hurtado (1656-1745).

En su diseño, la estructura arquitectónica de la capilla presenta planta ochavada sobre la que se alzan cuatro grandes machones que dividen los arcos sobre los que descansa la gran cúpula de yeserías.

El gran zócalo de mármol rojo da paso a  las majestuosas yeserías que otorgan la grandiosidad barroca a la capilla. son obra de Pedro de Mena Gutiérrez (p. siglo XVIII – 1794) y en sus años finales, también de Jerónimo de Zúñiga.

El proceso de creación de esta capilla tiene sentido descendente desde la cúpula, donde se inician los trabajos hasta concluir en las zonas inferiores con una decoración más recargada propia del último barroco lucentino.

El florón de la cúpula marca el comienzo de las obras y la divide en las ocho partes que podemos contemplar en la actualidad. El tambor de la cúpula, corresponde a la parte donde se abren las ventanas que dan luz a la capilla del sagrario, decorado con quebradas molduras, figuras de angelillos y elementos tanto geométricos como vegetales.

El entablamento, parte sobre la que se asienta esta cúpula, es la zona más llamativa respecto a la decoración. sus quebradas líneas bajan o se levantan, avanzan o retroceden en todo su espacio.

Lo más destacado de este entablamento son las hileras de espejos que multiplican la luz que entra por los ventanales a distintas horas del día.

Los elementos que decoran esta cornisa fueron elaborados por el escultor malagueño José de Medina Anaya (1709-1783). Entre ellos podemos ver: un Cáliz, un Ángel sosteniendo Pan, una Custodia, un Ángel portando un Racimo de Uvas, el Ave Fénix, el León de Judá, el Cordero Místico o un Pelícano.

Si continuamos descendiendo, en los elementos que sostienen la cúpula bajo el entablamento, conocidos como pechinas, encontramos una decoración a base de imágenes de yeso policromado  en medio relieve de los doctores de la iglesia: san Agustín, san Jerónimo, san Gregorio y san Ambrosio.

Alrededor de estás imágenes de medio relieve se completa la decoración con juegos de volutas, hojas de acanto, querubines y exóticas aves doradas.

Bajo cada pechina se hallan jóvenes ángeles con símbolos propios del doctor de la iglesia al que acompañan.

Es en este momento es cuando empieza a notarse un notable avance en relación con el estilo inicial de la capilla, menos abigarrado. A esta altura,  las yeserías y las ondulantes hojarascas se vuelven muy abundantes con tramos de minuciosa labor de talla. Encontramos aquí, las hornacinas de medio punto que  cobijan a los evangelistas: san Lucas (san Martín y san Juan Nepomuceno) san Mateo (santo Tomás de Aquino y san Fulgencio) san Juan (san Francisco de sales y san Carlos Borromeo) y san Marcos (san Lorenzo y san Felipe Neri). Tallas realizadas en estuco policromado por José de Medina, imaginero malagueño.

Por último, los lados mayores de la capilla se decoran con grandes lienzos de pintura. las pinturas se organizan dentro de arcos de medio punto que las enmarcan. en este caso, la labor pictórica  recae sobre Juan de Dios Hernández.

Se trata de tres obras:

– Victoria de la Eucaristía sobre la Idolatría.

– El triunfo de la Iglesia.

– El triunfo de la Eucaristía sobre la Filosofía, las Ciencias y la Naturaleza.

 

Las pinturas están inspiradas en una serie de tablas con alegorías pintadas por Pedro Pablo Rubens (1577-1640). Estas fueron un encargo de la archiduquesa Isabel Clara Eugenia destinados a servir como modelo para la confección de tapices monumentales dedicados a la Exaltaltación del Sacramento de la Eucaristía y la Fe Católica en el contexto de la Europa posterior a la reforma protestante. Servirían para decorar el convento de las descalzas reales de Madrid durante la festividad del Corpus Christi.

Actualmente, el museo del prado custodia seis de las veinte tablas que Rubens realizó. Asi pues, de estos modelos de Rubens surgiran las copias que hoy podemos contemplar en la Capilla del Sagrario.

Respecto al arco de entrada, no podemos contemplar en él ningún lienzo, pero sí una magnifica decoración tanto en el intradós como en el abocinamiento de motivos de rocallas, volutas, figuras, espejos, etc. en las anchas fajas que flanquean la puerta emergen las imágenes de medio relieve de san Buenaventura y santa Teresa de Jesús.

Por último, sobre las esquinas, dos ángeles de talla policromados, uno a cada lado, sostienen una lámpara de plata. ambos son obra de Pedro de Mena

En el centro de la Capilla se levanta el hermoso Baldaquino Barroco que custodia la talla de la Inmaculada Concepción.

El encargo de este templete a modo de retablo fue realizado por la Cofradía del Santísimo Sacramento en el año 1768 al artista local Pedro de Mena Gutiérrez. esta realizado en madera tallada y dorada.

El conjunto parte de un gran pedestal sobre el que se asienta el banco del tabernáculo, con un Sagrario en cada frente y todos flanqueados por pequeñas imágenes de apóstoles.

Cada puerta de sagrario muestra, talladas en medio relieve, doradas y policromadas, las escenas siguientes: la Última Cena, la Oración en el Huerto, la Alegoría de la Fe y el Sagrado Lavatorio.

 

A continuación se alza el cuerpo mayor, en cuyas esquinas se colocan sobre pequeños pedestales las imágenes de santa Bárbara y de los profetas David, Ezequiel y Daniel. Sobre ellos la cornisa se decora con figuras de los tres Arcángeles y del Ángel Custodio. Por último, en el centro, sobre un pedestal en el que se inserta una gloria resplandeciente, se alza la alegoría de la Fe. Pero sin duda, la protagonista de este baldaquino, es la imagen de la Inmaculada Concepción. En esta talla, el artista siguió los cánones del momento realizando una imagen muy sencilla. Los pliegues de sus vestiduras son poco pronunciados y la decoración se resumen en algunos adornos dorados en todo su conjunto. Sobre su cabeza la imagen porta una corona imperial de plata.